Para el excelentísimo Psicólogo y Psiquiatra Carl Gustav Jung la proyección consiste en una atribución de arquetipos alojados en la propia psique a personas u objetos fuera del yo.

Todo aquello que no quiero ver muy adentro mío, que quiero dejar en las tinieblas del inconsciente, que dejo en la oscuridad porque no puedo enfrentarme a esa verdad que me incomoda, que me duele, se proyecta en mi vida en forma de vivencias. Las mismas se repiten a lo largo de nuestra vida, cada vez con más intensidad.

Esas experiencias me están pidiendo que las mire de frente, que las observe, que me atreva a bucear adentro de ellas, para que mediante un acto de toma de consciencia pueda comprender las creencias limitantes que están operando en mí, desde la sombra.

Cuando puedo comprender eso que estoy proyectando y hacer el aprendizaje que me corresponde es cuando estoy en condiciones de modificar esas proyecciones por vivencias que estén en consonancia con mis verdaderas expectativas.

Entonces, dentro de esta dinámica de las proyecciones, el “otro” se transforma en un espejo en el cual puedo verme y aprender permanentemente. Cuando hay algún aspecto de ese “otro” que me molesta, tengo que aprender a observar algún aspecto a desarrollar en mí, o alguna característica presente en mí que estoy negando.

De todo esto se desprende que, si comienzo a mirar la vida desde la mirada de la responsabilidad, comprendiendo que soy creador y responsable de mi vida, estas proyecciones van a transformarse en aprendizaje permanente. Cada situación de crisis o estrés me va a transportar a un lugar de mayor entendimiento y consciencia plena.

Mi invitación es que te hagas la poderosa pregunta: ¿Te animas a hacer conscientes tus sombras, echarles luz y mirarlas de una vez por todas?

Licenciada Gimena Castillo.